Un corazón tendido al sol
Porque su guitarra tiene cuerdas para rato,
porque nos empuja a preferir el con al sin,
porque se columpia entre cordura y arrebato,
porque funda un parque donde el muro de Berlín.
Porque ante el baranda nunca se quitó el sombrero,
porque me adoptó cuando me vio huerfanear,
porque están en deuda Lucio Dalla y Blas de Otero,
porque anda soñando otra canción para Pilar.
Porque no se cansa de vivir para cantarlo,
porque en su equipaje cabe el güaje y la muyer,
porque mucho más que dos, gozo da recordarlo,
porque mi mañana se lo debo a nuestro ayer.
Porque el juglar es una torre que no se enroca,
porque entre el cuélebre y el páliru echó a volar,
porque el olvido es un Cupido que se equivoca,
porque la calle es nuestra, amor, como inmenso el mar.
Porque no dimite de la duda ante el espejo,
porque ni a su Sporting el Madrid le marca un gol,
porque el disparate de crecer no lo hace viejo,
porque sigue siendo un corazón tendido al sol.
Porque sobremesa abriga más que despedida,
porque no derrama ni una lágrima de pus,
porque Pasionaria era una planta malquerida,
porque me subió la fiebre el blues del autobús.
Porque nada sabe tan dulce como otra boca,
porque cuando toca blasfemar me escudo en él,
porque se derriten las musas cuando las toca,
porque borda el quite al alimón Víctor Manuel.
Joaquín Sabina
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