Noche de Ronda

sábado, 24 de septiembre de 2011

Nuestra Señora de la Merced.



Jerez es un destino clave en el mes de Septiembre, mes de vendimia, de vino fino, caballos, de flamenco...y de procesiones, 24 de Septiembre, festividad de la patrona de mi ciudad. Tiene la ciudad de Jerez  por Patrona a Nuestra Señora de la Merced, que preside la iglesia basilical de su mismo nombre, el cofrade jerezano se  echa a la calle para verla procesionar con un cortejo de fieles. Con motivo del 50 aniversario de la Coronación Canónica de la Virgen de la Merced el Club Filatélico Jerezano y los Hermanos Mercedarios editan un sello conmemorativo. Coronada canónicamente por el cardenal Bueno Monreal el 31 de mayo de 1960, luce en sus sienes la rica corona de oro y pedrería que le regaló con tal motivo el pueblo jerezano. 




Leyenda de la Virgen de la Merced:

Dos son las principales leyendas que, sobre el inicio de la devoción mercedaria en Jerez, suelen contarse. Ambas se conservan en sendos manuscritos del archivo mercedario de la ciudad y su descripción se ajusta, más o menos, a lo siguiente: cuando en el siglo XIV reinaba en Castilla y León el Rey D. Enrique II, pusieron cerco las fuerzas musulmanas a la villa de Algeciras, y la conquistaron sin grandes dificultades. No hacía muchos años, que había sido reconquistada por las tropas de D. Alfonso XI apresurándose los cristianos a consagrar como iglesia cristiana la mezquita mayor donde colocaron la imagen de la Virgen de la Palma, descubierta de una forma un tanto misteriosa. Dicen las crónicas que al aparecer los moros en las cercanías de la ciudad se apoderó el pánico de sus habitantes y, aunque cerraron las puertas de sus murallas, fueron muchos los que huyeron con el único deseo de salvar sus vidas y algunos pequeños enseres de su pertenencia. Entre estos estaba un soldado, cuyo nombre se ignora, que previendo una segura profanación de la sagrada imagen de la Virgen, cargó con ella para asegurarla de la impiedad de tan bárbaros enemigos y se dirigió a la ciudad de Jerez a donde llegó al cabo de unos días. Se presentó en el convento de la Merced donde explicó el motivo de su viaje y la razón de su preciada carga, rogando al P. Prior concediese asilo a la sagrada imagen hasta que él pudiese volver por ella para devolverla, si era posible, a su lugar de origen, cosa que nunca ocurrió. La depositaron los buenos Padres sobre una cajonera, en la sacristía de la iglesia conventual, puesto que el soldado de la historia había asegurado volver pronto a recogerla, pero en la primera noche que se daba albergue en el convento de la Merced a la sagrada imagen, fueron los frailes despertados por unos vecinos a horas avanzadas de la madrugada porque, aseguraban, se apreciaba un resplandor muy fuerte por la ventana de la sacristía. Corrieron los Padres pensando podría tratarse de un fuego originado por alguna vela que se pudiese haber quedado prendida y descubrieron, no sin asombro, que el resplandor que inundaba por completo la sacristía procedía de la sagrada imagen allí provisionalmente depositada. Se repitió el fenómeno durante varias noches seguidas y acordaron los frailes, reunidos en capítulo, que aquello era signo evidente del deseo de la Santísima Virgen de ser venerada en su iglesia, como se manifestaba también por el hecho de que nunca más se supiese de aquel soldado desertor que la había traído. La colocaron en el lugar preferente del retablo principal de la iglesia, presidiendo, y le dieron el título de Nuestra Señora de la Merced, titular de su Orden.




Cuenta el segundo de los manuscritos señalados que el origen fue el siguiente: Cuando se pensó en la fundación de un convento de la Merced en la ciudad de Jerez, solicitaron al Concejo un solar, concediéndoles este un terreno donde era fama había existido un tejar del que aún se conservaban unas ruinas del horno donde se cocían ladrillos y tejas. Dicen que al intentar derruirlas para hacer los cimientos del nuevo edificio dieron con una oquedad con un pequeño nicho donde se encontraba una hermosa imagen de la Santísima Virgen toda ennegrecida, sin duda por el humo del tejar. Comunicaron el hallazgo al que hacía las veces de Prior de la comunidad que habría de ocupar los edificios, hoy conocido como S. Pedro Pascual, que consideró el hecho como prueba manifiesta de la protección de la Virgen sobre el futuro convento y sobre la ciudad. Mandó que se le diese culto en un lugar provisional mientras se terminaban las obras de la iglesia conventual, donde se la colocaría presidiendo el altar mayor, como así se hizo. Nadie dudó que el nombre que debería llevar la imagen, tan misteriosamente conservaba y tan sorprendentemente encontrada, debería ser el de Nuestra Señora de la Merced, titular de la Orden a que pertenecían dichos religiosos. Sea como fuere el inicio de la devoción de los.jerezanos a Nuestra Señora de la Merced, el hecho es que desde hace siglos en Ella concitan su devoción mariana y a Ella dirigen sus plegarias. La devoción mercedaria creció imparablemente entre los jerezanos desde el siglo XVIII. Los cabildos civil y eclesiástico solicitaron oficialmente su patronazgo en el año 1888. Finalmente, la venerada imagen mariana fue proclamada de derecho Patrona de Jerez en 1949, por concesión de Pío XII. Y en 1961 fue coronada canónicamente. También tiene concedido el título de Alcaldesa Perpetua de Jerez.



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