El abanico de Lola
Cuando a la reja te asomas
a contemplar los luceros,
celitos sienten las rosas
del aroma de tu pelo.
Y de tus negras pestañas
me siento yo prisionero
cuando las mueves, sentranas,
con tu abanico torero.
Muévelo, muévelo,
tu abanico torero.
Muévelo, muévelo,
que me llena de salero.
Mueve tu abanico, Lola,
mueve tu abanico, Lola,
que sus movimientos tienen
la gracia más española.
Mueve tu abanico, Lola,
mueve tu abanico, Lola,
que el vaivén de tu abanico
es lo que a mí me enamora.
Yo no sé qué le das, Lola,
a tu abanico torero,
que lo mueves de una forma
que enamora al mundo entero.
Desde que me abanicaste
te llevo en mi pensamiento,
y desde entonces no vivo
sin su alegre movimiento.
Muévelo, muévelo,
tu abanico torero.
Muévelo, muévelo,
que me llena de salero.
que sus movimientos tienen
la gracia más española.
Mueve tu abanico, Lola,
mueve tu abanico, Lola,
que el vaivén de tu abanico
es lo que a mí me enamora.
Mueve tu abanico, Lola,
mueve tu abanico, Lola,
que el vaivén de tu abanico
es lo que a mí me enamora.
Manolo Escobar
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