Un jardín que nos consuele
Lentamente
Cuando el corazón nos duele
por causa de una mujer,
qué dulce es poder tener
un jardín que nos consuele!
A veces, una violeta,
en la más larga avenida,
es buena para la herida
de un corazón de poeta.
Es la fragancia, que envuelve
la pena del corazón,
que hace cantar la canción
de lo que ya nunca vuelve...
Brisa triste, brisa en calma
de mi jardín florecido,
¿dónde encuentras ese olvido
que pones sobre mi alma?
Di, brisa ¿en qué blanco cielo,
en qué fuentes, en qué lumbres
recoges tus mansedumbres
y tus voces de consuelo?
...Pues que tan triste frescor
tienes, violeta, y tú, brisa,
¿a qué quiero la sonrisa
de sus dos labios en flor?
¡Qué dulce es poder tener
un jardín que nos consuele,
cuando el corazón nos duele
por causa de una mujer¡
Juan Ramón Jiménez
(1881-1958)
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